Portada y contraportada de la novela
Acaba de aparecer publicada por Thot Arts, sello asociado a la revista Titeresante, la novela de Toni Rumbau titulada El Titiritero, el Huevo, Barcelona y la Extravagancia. Una novela titiritera que, según el autor, es en parte complementaria a la conferencia-espectáculo estrenada este año con el título El Titiritero, el Doble y la Sombra.
La novela está ya a la venta en Amazon clicando aquí. El libro, de unas 200 páginas, contiene 32 ilustraciones a todo color y puede adquirirse por el precio de 16,30 euros.
Publicamos a continuación el texto que sobre la novela ha escrito el profesor Giovanni Papello, amigo del autor:
Los nudos titiriteros de Toni Rumbau, por Giovanni Papello
El Titiritero, el Huevo, Barcelona y la Extravagancia es un texto corto definido por el autor como una novela poco novela, por sus peculiares características que la distancian de la norma común de lo que solemos considerar una novela, pero que este comentarista considera como una de la obras más interesantes, personales y ambiciosas de Rumbau, que indaga y profundiza en el universo de los títeres para darle la vuelta y asociarlo a la ciudad de Barcelona, que de pronto se enriquece con una mirada topológica repleta de puntos de múltiples dimensiones.
Es un texto dividido en dos partes, la primera escrita en tercera persona al modo de un cuento que a veces toma la forma de un guion para títeres, y la segunda en primera persona, pues es el titiritero Manuel quien habla y nos explica los periplos vividos en compañía de un guía turístico, el señor Quinqué, contratado por sus propios títeres, que se le han escapado, como quien dice, del redil. Dos partes muy diferentes pero que, al final, vemos simétricas, pues ambas acaban con la revitalización ritual del titiritero.
Lo atractivo del asunto es que nos presenta una ciudad que, mediante la artimaña del huevo y de la pipa que fuma Manuel por dentro, abre puertas y salidas inesperadas capaces de dejarnos saltar, a través de descomunales piruetas de la imaginación, a otros lugares, insólitos y disparatados, pero de una gran belleza, y desde donde podemos vernos con la indispensable distancia de la ‘autoobservación’, este concepto que tanto gusta al autor.
¿Acaso no lo es visitar la Luna, Mercurio, Venus, o el mismo Sol subidos a este planeta inexistente que es Vulcano? Como dice Rumbau, ‘todo vale para obtener la impresionante visión del Sistema Solar visto como un huevo, llamado Heliosfera por los astrónomos, que atraviesa los espacios de la Galaxia a velocidades de vértigo, con el Planeta Tierra dentro dando vueltas al sol, a la velocidad sideral de los años, tan lentos para nosotros, y que tiene las ciudades incrustadas en su piel rocosa, tan rebosantes de vida gracias a los absurdos trapicheos y cambalaches de los humanos que en ellas convivimos’.
Con la palanca de los títeres y de los resortes de la imaginación que suelen acompañarlos, el texto consigue forjar unas llaves que permiten abrir los nudos ocultos que se esconden en la ciudad de Barcelona, nudos de múltiples capas que, al cruzarse, generan algo nuevo e inesperado.
Una novela que abre un campo de infinitas posibilidades, si el autor tiene ganas de desarrollarlas. En realidad, su otra novela, Foro de Muertos, que también presenta estos días, transita por los mismos derroteros.
Se nos afirma en el texto de presentación del libro que la novela complementa la conferencia-espectáculo que presentó en noviembre de 2022 titulada El titiritero, el doble y la sombra. Creo que hay algo de verdad en lo que dice, pero importa distinguir aquí una cosa de la otra. En ambos casos podemos hablar de ‘rituales de transformación’, pero mientras en la conferencia todo sucede en el contexto vivencial del teatro, lo que sin duda le otorga una intensidad superior (con el freno que da la premura de lo efímero), en la novela el registro imaginario de la lectura reduce el fulgor de la intensidad ritual, pero acrecienta la amplitud y el tiempo de la inusual visión topológica de la realidad, Barcelona en este caso, llena de ‘agujeros negros’ donde lo inesperado surge de improviso.
Necesario es comentar las Maquetas visuales, ‘pequeñas bombonas de oxígeno visual’, como las llama el autor, que acompañan cada capítulo. Son unos collages que sin duda pecan de ingenuidad y hasta de una cierta simpleza, pero muy bien resueltos, y que sirven para algo importante: indican al lector que lo que parece intrincado en la lectura, en realidad no lo es. También nos invita a pensar en libertad con la imaginación suelta a los vaivenes de cada uno. Y ponen luz, forma y color a la oscuridad con la que a veces vemos lo paradójico, lo inexplicable y lo absurdo. Creo que esta ha sido la razón oculta de unas imágenes que el mismo autor ha realizado quizá sin saber muy bien el porqué.